Presentamos la entrevista a la Dra. Denise Jodelet, de la Universidad de París, realizada por la Dra. Raquel Popovich.
El eje de las distintas líneas del trabajo de la Dra. Jodelet podría caracterizarse como “la necesidad de dar cuenta de los procesos sociales, de integrar lo psicológico dentro del conjunto de la vida social”. En esa búsqueda, estudia los distintos paradigmas de la representación, el papel del discurso en los distintos modelos, y también la memoria. Su preocupación es entender la manera en la cual el pensamiento social construye la realidad actual en nuestras sociedades, lo que la llevó a interesarse por cuestiones como la psicología de la religión y la noción de higiene en el campo de la salud.
Raquel Popovich:—¿Por qué se sigue hablando de las representaciones sociales siendo que, dentro de las epistemologías emergentes, hay multitud de críticos que cuestionan el modelo desde el punto de vista teórico, metodológico y epistemológico?
Denise Jodelet:—En cuanto a la problemática que Ud. plantea, es verdad que no puede exactamente aparecer como un modelo emergente, porque tiene más de 40 años de existencia.
Como un modelo, digamos, de enfoque de aproximación a los fenómenos sociales se ha desplegado con tanta fuerza a través del tiempo porque se desenvolvió en un campo muy importante en término de número de investigadores, países y ampliación de perspectivas.
Es un campo en expansión. Se van organizando diferentes grupos de pensamiento que no se acercan siempre, pero al menos están en relación los unos con los otros. Múltiples perspectivas que dan al conjunto una visión bastante diversa. Ahora, el modelo está clasificado dentro de la Psicología Social porque fue concebido dentro de esta disciplina y formando parte de un conjunto de modelos que están considerados como alternativos; precisamente lo que se llaman paradigmas emergentes.
Tiene elementos que pertenecen a la psicología social crítica, a los modelos dominantes de la corriente principal; nos acercamos también al modelo etogénico de Rom Harré, al modelo del construccionismo social de la psicología social discursiva. Estas son las grandes corrientes actuales dentro de la psicología social, junto a la representación social, que están siendo consideradas y que permiten repensar de manera nueva la psicología.
Y el otro interés del paradigma es que está siempre en construcción. El fundamento mismo del paradigma de Moscovici se sigue pensando. La teoría no está acabada sino que hay que integrarla y adaptarla a los problemas. No es un modelo en abstracto dando una teoría del mundo. Pero hay que ver las diferencias en cuanto a cuáles son las teorías sobre cómo funciona la sociedad y que están subyacentes en otros paradigmas calificados de emergentes. Personalmente —no puedo hablar por todos— encuentro que hay, efectivamente, una diferencia fundamental que muchos de esos paradigmas pierden de vista: la necesidad de dar cuenta de los procesos sociales, de integrar lo psicológico dentro del conjunto de la vida social.
Ud. puede ver, yo lo diré francamente, que la saturación del papel del discurso en los diversos modelos nos lleva a una visión menos social del sentido que tienen las construcciones sociales. Para mí un punto de vista importante es cuál es la teoría social que está detrás. Porque decir que la construcción social del mundo proviene de la interacción y de la negociación de sentido puede volcarse a una forma metodológica que, aunque se diga lo contrario, podría llegar a una visión bastante individualista de lo que es lo social.
Hay una gran crítica, característica del postmodernismo, que se opone a la división, a la distinción, al dualismo cartesiano de un mundo y su representación. Ahí hay diversos aspectos. La idea de la representación como puro reflejo, espejo de la realidad, nunca fue la concepción de Moscovici.
Para contestar la pregunta lo que tenemos que explicar es cómo se construye cada uno su mundo; ahí nos encontramos muy cercanos al interaccionismo simbólico y a otras formas de aproximación del sentido dado al mundo.
Hay que recordar que aun en Durkheim la noción de representación tenía este rol de ligazón del sujeto a su mundo de vida, cuando dice que la representación es la manera en la cual los grupos relatan los objetos que les importan. Quiere decir que hay nuestro mundo exterior, que existe; no se puede negar, no se puede poner en cuestión, para mí en todos los casos, la existencia de un mundo que será exterior a la conciencia. Pero este mundo está construido a través de la vía de la interpretación y de la construcción de los sujetos sociales. En esto estamos más próximos a la fenomenología de Husserl.
La noción de correspondencia fue también criticada, porque no es una copia, tomar la idea de homología y en este sentido de correspondencia.
Ahora, la crítica del dualismo –tal como está hecha– no me parece conveniente para lo que fue el abordaje de la representación social: ni pasividad, ni reflejo, ni espejo. Además, eso entra dentro de una crítica más amplia del saber científico, que está considerado también como co-construido y caracterizado como un producto social.
Participamos en 1992, recuerdo, del simposio hecho en Francia sobre la noción de representación, y estaban presentes Foucault, Bruno Latour, los analistas sociólogos de la producción científica, quienes mostraban que todo producto científico está marcado por los sistemas de relación de poder, de conversación, etc. Estamos totalmente de acuerdo con eso.
Hay sujetos sociales con una particularidad, una subjetividad propia que también tiene que ver con la producción de representaciones. Pero son individuos, actores sociales que tienen que estar tomados dentro de la consideración de la producción del saber de sentido común.
Como dice Moscovici, en una sociedad pensante las ideas existen y tienen su poder tanto como el lenguaje. Porque hay que ver que la noción de discurso inicialmente fue pensada en términos de ausencia del sujeto. La idea de estudiar solamente el discurso como productor de prácticas sociales es interesante, pero toda la realidad social y todas las prácticas no se pueden reducir al discurso.
Uno tiene lo ontológico, desplazó el problema; ¿cuál es la teoría de lo social que tenemos? La teoría de la realidad que nunca se puede conocer en sí. Yo creo que hay muchas personas que piensan de esta manera.
Ahora, desde el punto de vista empírico y metodológico, el problema es cuáles son los métodos requeridos. Es el problema de la construcción de los datos por los mismos investigadores en conjunto, pero también esta posición fue abandonada hace tiempo. Encuentro que los debates de esas corrientes postmodernas atacan a molinos que no existen. El positivismo fue en el inicio del siglo y hace mucho tiempo que fue abandonado. Hay que conocer también esta realidad por la práctica científica, y hay métodos o reglas que nos permiten controlar, más o menos, el carácter subjetivo y reduccionista del trabajo.
Metodológicamente, tenemos diversas maneras de concebir la representación alrededor de una concepción central, de una organización de significados y de contenidos que vienen en lugar de la realidad. Es un proceso simbólico.
A partir del modelo francés encontramos el núcleo central y la idea de que una representación está estructurada. Ahora hay efectivamente técnicas para aislar el núcleo central, se puede decir que hay un riesgo de reificación de la representación porque busca los elementos que son comunes a una unidad social, sea un grupo, una profesión, una sociedad, etc., y de ahí puede salir una cierta verificación pero también debe volverse al sistema completo del modelo. Cuando este está puesto en relación con las prácticas busca los elementos de las prácticas que intervienen para cambiar.
Después tenemos el modelo de W. Doise, que usa la representación social como principio de toma de posición. Este modelo fue ampliado bastante y ha dado lugar a estudios interculturales sobre los derechos humanos. Esto siempre con la idea de que la representación del derecho va a permitir ver que está ligada a influencias sociales o a pertenencias sociales que dan lugar a aceptación, rechazo, tolerancia, etcétera.
En Inglaterra, Alemania y Austria hay todo un grupo que trabaja más sobre el discurso y sobre la representación como sistema de significación compartida en diferentes grupos. En Italia, en cambio, hay una tendencia a trabajar más sobre procesos de comunicación de todos los tipos, y particularmente mediáticos, sobre la transmisión de la manera de ver el mundo. Y actualmente, también se desarrolla toda una perspectiva con Ivana Markova, en Escocia, que ve la representación como un producto dialógico, dentro del diálogo exterior e interior.
Hay una gran diversidad. Pero la preocupación es siempre la misma: la manera en la cual el pensamiento social construye la realidad actual dentro de nuestras sociedades.
Creo que las críticas fueron muy fuertes en los años 1980. Está el modelo de la complejidad, y el paradigma de la representación busca convalidar la complejidad pero sin utilizar todos los instrumentos conceptuales de la teoría de la complejidad, del caos, de los fractales, etc.
Aunque yo tengo estudiantes que trabajan con estas categorías para analizar a través del tiempo, por ejemplo, el tema de la reducción del tiempo de trabajo en Francia. A través de los diversos grupos de actores sociales, efectivamente se pueden utilizar los elementos de la teoría del caos, aunque no está directamente ligada.
Pero es verdad que existen otros tipos de representación como la representación mental, que viene de la antropología.
Hay que ver que el concepto de representación es un concepto transversal, es utilizado en todas las disciplinas humanas y sociales. Es algo importante, aunque se puede refutar que el saber científico, la historia moderna del psicoanálisis, no da la imagen verdadera de un mundo que no sabemos cómo es. Es verdad que la noción de representación funciona como una noción que está tomada –como lo decía– de la lingüística, del psicoanálisis, que dio una de las mayores elaboraciones de esa noción, que continúa actualmente. Hay un autor francés que se llama André Green que retoma la idea. Esa es una noción que funciona en diversas perspectivas, que nos permiten enriquecerla. Mi trabajo está muy ligado a todos los aportes que vienen de Winnicott, al tratamiento de la noción de representación en sociología y en antropología. La característica de esta noción es que funciona. Creo que es porque esta noción nos permite dar cuenta, no de la totalidad, sino que es una clave de entrada al análisis de los fenómenos. No da todo, no constituye un único recurso. Pero es una clave de entrada a la comprensión de los fenómenos sociales. Y me refiero por ejemplo a C. Geertz, que es el autor de antropología que ha introducido la noción de antropología interpretativa, en cuanto a las significaciones. Y a lo que él dice de que la moda de los juegos del lenguaje, del discurso, la co-construcción, llega a dar un modelo de comunidades cerradas sobre sí mismas, que no permite la comprensión de todos los movimientos de encuentro, de conflicto y de mezcla que existen en nuestro campo actual, entre grupos, entre culturas, etc. Bueno, esa sería mi respuesta.
—¿Cuáles son las líneas de investigación, los problemas y las preocupaciones en que Ud. está más centrada actualmente?
—Trabajo mucho sobre el problema de la memoria. La relación entre pensamiento y memoria social es muy fuerte. Estoy terminando un trabajo sobre el cuerpo. Mi perspectiva actual, quizá más teórica, es encontrar los puntos de interrelación entre la noción de representación y otras nociones que no están puestas pero que coexisten, como la noción de creencia. Yo trabajo sobre eso: la noción de experiencia de vida. Tenemos el texto, está publicado en México. Tenemos también el deseo de trabajar más en la relación entre el lenguaje y la representación, los aspectos lingüísticos de la representación, la dinámica de la creencia en cuanto es una representación. Porque hay un problema que viene del uso en inglés de la noción de belief. Hay que esclarecer un poco cuando hablamos de creencia o de representación. Las representaciones más fuertes dentro de la sociedad aparecen con un planteo de creencia a través de la noción de la agrupación de los sujetos en su pensamiento.
—Esta mañana encontré en internet un trabajo suyo en que investiga, con otros colaboradores, sobre creencias religiosas en Brasil.
—Yo he hecho estudios y tengo la intención de ir más allá, al menos para trabajar un poco sobre la psicología de la religión, en cuanto el modelo de representación social puede estar ligado a los problemas de la psicología de la cognición que es un campo de la psicología bastante reciente, ya que aparece como campo autónomo hace veinte años más o menos. Fueron trabajos de psicología desde William James sobre la experiencia mística. Se ha constituido como un campo de intercambio, de publicación; ahora existe una revista de psicología de la religión que no existía antes –cuatro años atrás–, hay congresos, etc. Se ha consolidado como un campo de la psicología importante y estoy trabajando un poco –tengo estudiantes que trabajan sobre eso también– para entrar en el campo de la psicología de la religión.
También he hecho trabajos importantes sobre la noción de higiene en el campo de la salud, después de haber analizado el cuerpo. Diferentes prácticas en la prevención y en la promoción. Dentro de la promoción está la idea de higiene, y tengo que escribir un texto sobre eso. Los trabajos que he conducido fueron del campo de la salud, del ambiente, dentro de mi especialidad y la de la actividad de mis estudiantes y colaboradores; la historia, la memoria social es importante como tema, el imaginario, empezamos a trabajar sobre la relación entre imaginario y representación. Estoy asesorando a un grupo en América Latina sobre los mapas imaginarios de la esa región de América. Estoy elaborando un trabajo sobre los imaginarios brasileños de ciertos autores franceses, porque hay una tendencia –fue una tendencia en Francia de un cierto número de personas– y algo bueno podría estar hecho. Hay un libro muy interesante de un antropólogo americano que se llama Paul Rabinow que ha mostrado que todas las construcciones francesas en Marruecos y en las colonias de Indochina eran la realización de una especie de programa. Aplica la noción de poder sobre el cuerpo y muestra cómo el urbanismo puede ir en el sentido de control sobre la sociedad, de los grupos, etc. Y había hablado de un grupo de pensadores franceses que se llamaba “El Museo Social”, que buscaba renovar a la sociedad francesa haciendo los cambios afuera de Francia para devolverlos después a Francia. Y de ahí salió para mí la idea del deseo de algunas personas, por ejemplo tengo el caso de un autor católico, que vino al Brasil en 1938 buscando un lugar para vivir, donde él imaginó que se podía escapar del peso de la sociedad francesa contaminada por la idea del mercado, etc. Toda una visión de la Francia que podía reconstruir en otro sitio. El sitio ahí fue Brasil.
También fue la idea de la Francia Antártica en Brasil en el siglo XVIII. Cuando un francés vino para construir la Francia Antártica con protestantes, fue un fracaso. Con esa idea de que “lo que no se puede ser en la tierra natal, se va a ser en otros sitios”. Y lo estoy trabajando como proyección imaginaria, en la interacción con las posibilidades, las ofertas, los países adónde se va. Bueno, ese es otro tipo de trabajo que estoy haciendo. Me interesa buscar la ligazón y la diferencia, las especificidades entre grandes nociones, como creencia, experiencia, imaginario y representación social en campos particulares.
—Muchísimas gracias.
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